Ética anti-pegatinas

¡Basta de portales y persianas comerciales llenas de pegatinas! Los servicios de cerrajería se han convertido para muchos en una vía para lucrarse de forma rápida, gracias a la necesidad de un cliente desesperado que no puede ingresar a su hogar o a su oficina debido a cualquier problema con la cerradura.

En mis más de 30 años como cerrajero nunca he puesto una pegatina, y defiendo de lleno lo que he llamado mi política anti-pegatinas. Soy cerrajero a mucha honra, pero no pongo pegatinas ni pego sablazos, por el contrario ofrezco un servicio profesional y transparente en el que siempre dejo a mis clientes claras las tarifas por cada uno de mis servicios, sea una situación de urgencia o no.

Si tienes una emergencia, no llames a ningún número en las pegatinas, y si lo haces siempre pregunta el precio antes de solicitar el servicio. Las urgencias siempre requerirán de un coste adicional, una emergencia dependiendo del horario, el día y el tipo de situación puede hacer que los precios varíen, pero un cerrajero honesto siempre podrá ofrecerle un precio claro a sus clientes.

Ante una situación de este tipo, consulta a un amigo, a un vecino o acude a una ferretería cercana para encontrar el contacto de un cerrajero honesto. No caigas en la tentación de llamar únicamente a los números de las pegatinas, busca presupuestos y elige al profesional que te inspire más confianza para poner en manos de él la seguridad de tu hogar o comercio.

Mi política anti-pegatinas es un llamado a defender la honestidad de quienes aún trabajamos de forma honrada en este sector, una forma de abogar por los precios justos y la transparencia con el cliente. Las prácticas de publicidad excesiva de los pegatineros afectan nuestro sector y manchan la reputación de todos cuando un cliente se siente estafado por alguno de estos cerrajeros.

Este tipo de prácticas abusivas debe ser controlada y legislada, para evitar que más clientes y cerrajeros sufran por quienes se aprovechan de las urgencias para cobrar precios exorbitantes.

No a las pegatinas. Yo no lo hago ni lo haré nunca.